Todo parece estar tranquilo tras la derrota del supervillano Vector. Las niñas (Margo, Edith y Agnes) y los minions viven felices y tranquilos con Gru que aún se encuentra saboreando su victoria convirtiendose en el villano número uno del mundo. Pero su calma y vida sin emoción tienen un giro inesperado cuando Lucy Wilde y Silas Ramsbottom recurren a él y lo llevan a la Liga de Antivillanos, una sociedad dedicada a luchar contra el crimen a escala mundial. Ahí descubre que hay un nuevo villano llamado Eduardo, y como Gru fue también villano y sabe cómo piensan, Silas, que es el líder de la Liga, quiere le pide a Gru que los ayude a luchar contra Eduardo. Lo que se espera de ella: Un éxtio casi tanto o más de lo que lo fue su antecesora. Los villanos gustan, son atractivos, carismáticos. Los niños al igual que los adultos se sienten atraídos por ese carácter rebelde e incorformista que les caracteriza y es por eso que el cine ha sabido interpetar este sentimiento más o menos generalizado en el público. Ejemplos en los que el villano se ha convertido en el principal atractivo de una película hay muchos: Darth Vader, Hannibal Lecter, Alex DeLargue, Joker… esta vuelta de tuerca para presentarnos un falso “villano” es una forma muy original de jugar con esta realidad cinematográfica. Bravo por la genial idea, con tanto potencial que no nos nada esta nueva entrega.